El lunes por la tarde Yerba Buena fue escenario de una nueva tragedia: don Manuel Arancibia, como lo conocían, un ciclista que circulaba a la altura del 2.900 de la avenida Perón, fue embestido por un colectivo. La noticia causó tanta conmoción como lamento entre los vecinos y habitués de una zona en la que conviven las actividades deportivas y recreativas con un tránsito múltiple, que incluye ómnibus y vehículos particulares que en ocasiones circulan a gran velocidad.
En la Municipalidad de Yerba Buena sostienen que si bien la mayoría de los ciudadanos han tomado conciencia de los riesgos de transitar por esa zona y han cambiado su actitud, todavía persiste la imprudencia. “Es un desenlace fatal. A nosotros como municipio nos pesa mucho porque hemos hecho una apuesta a esta zona, con medidas de seguridad. Esto termina empañando un poco la situación, pero a la vez acelera la idea de transformar este espacio en una zona netamente deportiva”, anticipó el director de Tránsito de Yerba Buena, Martín Aráoz.
En diálogo con LA GACETA, el funcionario sostuvo que se trata de una zona tranquila y segura, pero que los principales inconvenientes suelen relacionarse con el tránsito de los colectivos y con las motos, que intentan esquivar los reductores de velocidad. “Pero últimamente la gente tomó conciencia y reduce la velocidad en la zona”, afirmó.
En aumento
“Los accidentes de tránsito en Yerba Buena van en aumento, nosotros lo vivimos”, asegura Hernán Salazar, jefe de Bomberos Voluntarios de Yerba Buena, la unidad que fue parte del operativo que asistió al ciclista el lunes. “En las avenidas Solano Vera, Perón y Aconquija hay muchos incidentes entre motocicletas y vehículos donde intervenimos frecuentemente, esto es algo que nosotros no hacíamos. Antes solo trabajábamos con víctimas atrapadas, donde nos requerían por el uso de herramientas específicas. Ahora nos toca intervenir en muchos casos, porque están en avance”, alerta. Salazar remarca la importancia de tomar conciencia sobre las normas de tránsito al momento de utilizar cualquier vehículo. “Si no hay políticas de concientización que promuevan la educación de las personas en instituciones, escuelas y la vía pública, estamos fallando”, considera.
Respeto a las normas
“Sobre este caso (el accidente del lunes), en primer lugar hay que hablar sobre los requisitos de las bicicletas para circular, las normativas indican que deben utilizar elementos reglamentarios y reflectivos, como ‘ojos de gato’, para poder identificarlos a la distancia”, señala Claudio Artaza Saade, miembro del Comité Consultivo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial y de la Fundación Alerta en el Camino.
“Todos los actores (ciclistas, peatones y conductores) deben tomar conciencia de su rol y del riesgo que implica utilizar caminos compartidos. Hay que tener conciencia de este riesgo y también respeto del otro”, reitera. “Lo primero que tenemos que respetar son los principios de la física, el movimiento de los cuerpos, las velocidades, el tiempo que demoramos en frenar”, sostiene.
Además, el especialista apunta a que el respeto y conocimiento de las normas de tránsito deben ser una prioridad. “La ley de tránsito indica que la velocidad máxima para el cruce de una intersección es de 30 km/h; en el desplazamiento de una avenida hablamos de una velocidad máxima de 60 km/h; en áreas urbanas tenemos que reducirla a 30 km/h”, explica.
Saade describe que la prevención de la seguridad vial es el desarrollo de tres áreas: la educación, el control y la sanción. “Hay que hacer un abordaje transversal de este tema”, finaliza.
(Producción periodística: Guadalupe Pereyra)